Emergencia para niños.



Si te relacionas habitualmente con niños, sabes que los accidentes ocurren. Afortunadamente, la mayoría de las veces estos incidentes son insignificantes y provocan simples rasguños y contusiones. Los niños (y los padres) suelen aceptar que las lesiones y enfermedades leves forman parte del crecimiento. Sin embargo, hay veces que los niños sufren problemas médicos importantes. Los accidentes de tráfico, las caídas graves, los atragantamientos, las hemorragias graves, los ahogamientos, los envenenamientos y las reacciones alérgicas pueden ser muy aterradores y devastadores tanto para los niños como para los padres y los socorristas.
Si te conviertes en Socorrista de Emergencias y aprendes a manejar situaciones en las que hay niños heridos o enfermos, estarás capacitado para marcar la diferencia. No puedes controlar todas las variables, pero puedes ofrecer una ayuda que puede mejorar las posibilidades de una recuperación positiva del niño. Si estás dispuesto a intervenir y ayudar, te conviertes en un enlace importante entre el inicio del problema y la llegada del personal médico profesional. De nuevo, no puedes garantizar el resultado final, pero sabrás que has hecho todo lo que se podía hacer.
Como aprenderás a lo largo de este curso, los procedimientos de emergencia son fáciles de recordar. Si abordas cada emergencia médica siguiendo los mismos pasos en el mismo orden, podrás proporcionar el soporte vital básico en la prioridad de atención correcta. Estos pasos son coherentes con las prioridades utilizadas por los profesionales médicos. En el caso de las emergencias que ponen en peligro la vida, tu rápida actuación puede hacer que el niño empiece a recuperarse y que la transición a la atención profesional sea fluida.
Durante el curso Primeros Auxilios: emergencia para niños, también aprenderás a tratar las lesiones y enfermedades que no ponen en peligro la vida de forma inmediata. Siempre empiezas con los problemas principales que ponen en peligro la vida para asegurarte de que no haya una amenaza inminente, y luego pasas a prestar una atención secundaria (primeros auxilios) que tranquilice y reduzca el riesgo de daños adicionales. Los pasos de esta atención de seguimiento pueden ayudarte a determinar si es necesario un tratamiento médico profesional, o si los primeros auxilios básicos resolverán el problema. A veces, la atención secundaria es tan simple como vendar adecuadamente una herida y enviar al niño de nuevo a jugar.